A diferencia de comer o dormir, respirar es un acto infinito. Querramos o no, debemos respirar. Cada día lo hacemos unas veinte mil veces promedio, pero, la mayoría de nosotros no lo hace correctamente.
El repetitivo acto de inhalar y exhalar es mucho más que cumplir el mandato biológico de oxigenar el torrente sanguíneo. El oxígeno es el combustible de la energía y las emociones, moviliza al cuerpo, la mente y el alma. Si tiene o puede tomarse el tiempo de observar cómo respiran los bebés notará que lo hacen con sus barriguitas, utilizando el diafragma. De esta forma obtienen un mejor rendimiento para absorber energía y oxígeno. Son plenamente felices, pero inconscientes de ello.
Ahora mírese usted. Probablemente respire utilizando su caja torácica, donde hay menos rendimiento. Esto se debe a que las tensiones se acumulan en la zona abdominal y no nos dejan hacerlo como los bebés, totalmente libres de preocupaciones.
Cuando el cuerpo está bien oxigenado se defiende mejor, se evita la proliferación de virus y el sistema inmunológico se fortalece. Muchos trastornos cardíacos, musculares y digestivos se ocasionan porque las pequeñas cavidades pulmonares no terminan de limpiarse adecuadamente.
- Reduce el estrés
- Disminuye la tensión muscular
- Brinda estabilidad emocional
- Mejora la capacidad de concentración y productividad
Comparto un video (en inglés) del Dr Andrew Weil, un renombrado médico estadounidense experto en la materia. Este ejercicio es ideal para realizar un rato antes de ir a dormir… profundamente.
Breathing Exercises: 4-7-8 Breath | Andrew Weil M.D. | www.drweil.com