Conectar es un término que usamos mucho porque vivimos hiperconectados, tanto que cuando se cortan internet o la red 4G sentimos que nos falta el aire. Nos “cuesta” mucho vivir sin redes sociales, grupos de whatsapp o apps que nos guíen mientras conducimos a la vez que nos sugieren a qué restaurant ir a cenar.
A principios del mes de junio se celebró el Día Mundial del Medio Ambiente, y este año la consigna elegida por la Organización de las Naciones Unidas para concientizar al planeta fue: “Conectar a las personas con la naturaleza”.
Deberíamos aplicar la consigna del día del medio ambiente cada día, todo el año. Salir y aprovechar cada oportunidad para estar más cerca de la naturaleza. Cuanto más cerca la tengamos, más vamos a comprender su valor real. ¿Cuánto vale poder beber agua fresca directo de su fuente? ¿Cuánto cuesta respirar aire limpio?..
El aire, como otros tantos dones de la Naturaleza, es invaluable en términos monetarios. Algunos economistas están desarrollando maneras de medir el valor multimillonario de los denominados "servicios de los ecosistemas", que abarcan desde la actividad de los insectos que polinizan los árboles frutales de los huertos californianos hasta los beneficios espirituales, para la salud o en términos de ocio que aporta hacer senderismo por un valle del Himalaya. Pero más allá de los datos científicos, vivir y sentir la naturaleza es lo que la hace real para las personas, grandes y niños por igual, y nos permite valorarla y protegerla.
¿Y usted, cómo y cuándo se conecta con la naturaleza?
No hace falta ir hasta ese remoto valle en el Himalaya, o dejarlo exclusivamente para las vacaciones; alcanza con descalzarse y sentir el pasto bajo los pies, o atravesar las plazas en vez de rodearlas, prestando atención a cada árbol, cada ave (excluyamos a las palomas del cuadro por favor), y si es posible, con el celular apagado o perdido en lo más profundo de la cartera de la dama o el bolsillo del caballero. Lo importante es salir y ponerse en verdadero contacto con la Naturaleza que nos rodea y que a veces ignoramos, como una simple flor aunque esté en una maceta.
He sido una persona afortunada que ha podido viajar por todo el mundo y conocer muchas de la maravillas que ha hecho el hombre. Sin embargo son las maravillas de la naturaleza las que todavía me siguen sorprendiendo, las que más aprecio y que me ayudan a valorar nuestro planeta. Es hora de cerrar mi notebook y salir a 'conectar' un rato, le recomiendo lo mismo!