Existen todo tipo de teorías, desde las más rigurosas a las más engañosas, sobre lo que se debe comer y lo que no, para recuperar la salud o perder peso. En la Clinique La Prairie, tenemos una sola receta: cuidarse y escuchar al cuerpo. Cuando se trata de nutrición, algunos mitos generalizados pueden resultar indigestos.
Una alimentación sana y equilibrada proporciona vitaminas, oligoelementos, fibras, ácidos grasos esenciales y placer. Por eso la elección de productos de calidad y la forma de prepararlos influyen directamente en nuestra salud.
Esta familia de alimentos es tan amplia y vital para nuestra salud que debería estar presente en todas las comidas. La pasta y el arroz integrales, los cereales y las leguminosas, y el pan integral contienen glúcidos complejos, sales minerales esenciales y fibras alimentarias. Además, son excelentes reguladores de la saciedad y por tanto permiten comer menos y aguantar mejor entre comidas.
Las calorías por sí solas no bastan para perder peso. Además estos métodos son restrictivos y generan frustración. Una reeducación nutricional debería tener siempre como objetivo el bienestar a largo plazo.
Una alimentación variada debería cubrir todas las necesidades de una persona con buena salud. No obstante, hay algunas situaciones que pueden hacer que sea necesario tomar suplementos. Las mujeres embarazadas o que dan el pecho tienen en general una mayor necesidad de minerales y vitaminas. La fatiga y el estrés también pueden requerir suplementos ocasionales.
Es esencial beber agua regularmente a lo largo de todo el día. Una buena hidratación favorece el tránsito intestinal y la eliminación de toxinas. El cuerpo resiste mejor a las infecciones y sufre menos dolores de cabeza, calambres y problemas de memoria. Además, la piel está más bella y flexible y se defiende mejor contra el envejecimiento.
Se puede comer a cualquier hora del día y de la noche, pero los horarios son muy personales y dependen de cada uno. Algunas personas duermen mejor con el estómago lleno y otras no pueden comer demasiado antes de acostarse. Lo ideal es comer cuando se tiene hambre y a la hora adecuada para cada uno. Es importante escucharse.
Los huevos han sido injustamente censurados por su contenido en colesterol. Es verdad que contienen colesterol, pero tienen pocas grasas y sobre todo son una fuente de proteína de referencia. Los ácidos grasos saturados son los responsables del exceso de colesterol en sangre (quesos, charcutería, bollería, etc), pero no se encuentran en los huevos, así que estos están perfectamente indicados en una alimentación sana, incluso para personas con altos niveles de colesterol.
La privación es un castigo y no ayuda en ningún caso a una alimentación sana y equilibrada. Si tenemos exceso de peso, primer lugar hay que saber qué es lo nos perjudica en nuestra forma de comer. A continuación, podemos reducir ciertas cantidades (sin llegar a pasar hambre), equilibrar mejor los alimentos y aprender a cocinarlos de otra manera. Una alimentación sana debe proporcionarnos bienestar y confianza y permitirnos emprender con serenidad los cambios que sean necesarios.
REVISTA INSIDE / CLINIQUE LA PRAIRIE. Texto: Lætitia Simon